Huyendo de las construcciones residenciales que la rodean, la idea de la vivienda surge del paisaje rural próximo al barrio. Se inspira en las fincas que salpican el paisaje en los límites entre la ciudad y el campo, donde asoman construcciones sencillas de carácter industrial o agrícola.
La base de la idea se resume en el concepto de “una finca”. Un terreno de recreo en un barrio periférico con apariencia similar a las edificaciones industriales y agrícolas próximas, pero con alma alegre para la vida familiar.
Cumpliendo con la normativa urbanística, el edificio se ubica en el extremo norte de la parcela, dentro de las alineaciones obligatorias liberándose el jardín en la franja sur de la parcela. La vivienda proyectada se ha planteado en Planta baja y Primera, además de un sótano que se ilumina mediante una franja de patio en la separación con el linde norte. La edificabilidad es limitada en cuanto metros cúbicos por lo que se decide fragmentar el volumen de modo que sea este el que genere espacios adicionales de terrazas.
La ubicación funcional de las piezas se despliega a lo largo de este eje longitudinal volcando al sur y dirigidas hacia el jardín.
La franja norte de la vivienda alberga los usos sirvientes orientados a norte, como las circulaciones y cuartos húmedos.
Aun siendo un volumen sencillo, se generan espacios más complejos mediante vaciados del volumen en cada planta.
Se ha diseñado un edificio con alto grado de compacidad, aislamiento y hermeticidad siguiendo estándares passivehouse. Se emplea el mismo acabado en chapa perfilada tanto en fachadas como en cubiertas. Al interior se introducen materiales más amables como la madera para dotar de calidez al espacio vividero.